Y tal vez sea que nos dedicamos a engañarnos vez tras vez pensando que no
nos vamos a hacer daño. Y desgraciadamente, nos los hacemos, cada vez que nos acercamos el uno al otro, solo queremos encontrar un refugio. Nos dedicamos a evadirnos de la realidad, a escapar de ella. Dejamos de pensar lo que dirán y las consecuencias que pueda acarrear. ¿Porqué no nos dejamos de mentir a nosotros mismos? Nunca fuimos amigos, siempre fuimos, no sé, otra cosa. Puede que te diga, después de todo que seamos amigos, pero nunca lo diré queriendo. Sólo sera una manera de seguirte teniendo a mi lado, mientras intento olvidar todos aquellos momentos. Porque, cariño, no resulta nada fácil desengancharse a algo.

Os sorprenderá descubrir lo fácil que es separarse para siempre de la gente. Y por eso, cuando encontramos a alguien a quién queremos conservar hay que esforzarse para hacerlo.
+ Pues... entonces, buenas noches
- Buenas noches
+ A no ser que... ¿Quieres que sigamos paseando? Todavía es temprano
- Claro
+ ¿Qué estás haciendo?
- Recordar esto

Más de una noche me he acostado con la esperanza de recibir un mensaje tuyo, incluso una misera señal del universo que me indicará que de verdad, no había hecho lo correcto. Su voz resonaba en mi cabeza, notaba sus brazos alrededor de mi cintura y su aliento en mi oreja, pero él, realmente, no se encontraba a mi lado. Tal vez no fue la manera correcta ni el momento adecuado para asumir que de verdad no se trataba de la persona correcta para mi. El problema no iba a resolverse sólo, ya que cada día me resultaba más díficl irme alejando de él. Quizás le siento muy cerca cuando, en realidad, se encuentra muy lejos.

 

Y de noche, en casa de Charlotte, desembalamos algunas cosas y nos dimos cuenta de muchas otras. Esa noche me puse a pensar sobre los hombres, las mujeres y las relaciones. O más concretamente, en el hecho de que las mujeres se sientan muchas veces defraudadas por los hombres. Y se me ocurrió una idea radical, casi devastadora ¿Y si los hombres no tuvieran la culpa? Después de cierta edad y de una cierto número de parejas, si la cosa sigue sin funcionar, los ex parecen empezar otra relaciones, pero nosotras no. Quizás nuestro problema no sea nuestro último novio, ni el anterior, ni el anterior. Quizás el problema no sea ellos, sino, horror de los horrores, ¿seremos nosotras?

Hay muchas maneras de encontrarse a sí mismo, yo me encontré una vez hace varios días, sentía como si nada me pudiera detener, creía que los hombres vivían por sus ideales, vivían por luchar por lo que ellos pretender vivir en un futuro, creía que yo, que tú, y que él y todos vosotros, érais uno solo. Intenté lograr encontrar la verdadera ecuación de lo posible, y al final sólo me llevaba a una pregunta ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué pertenecemos a este lugar? Con tal conclusión que me prometí, que si teníamos que pertenecer a algo sería al momento, no a nadie, los seres humanos no pertenecemos a nadie por miedo de que nos quieran encerrar en sus mentes, en sus pensamientos y en su consciencia. Pero la consciencia no tiene nada que ver al respecto, nosotros no somos conscientes de aquello que nos rodea. Somo seres humanos materialistas y egoístas.

Hay mujeres que me gustan para quererlas, 

otras me gustan para follar y viajar a París por unas horas entre sus piernas, 

otras me gustan para hablar de sentimientos o de ropa, 

otras para una noche y no volverlas a ver jamás,

otra para verlas sonreír, 

otras para abrazarlas, 

otras para que me escuchen, 

otras para poder acostarme entre sus brazos,

otras para contarnos cosas grandes. 

Pero tú, amor, tú me gustas para todo.

Acercate un poco, sólo un poco más. Quiero saber a que saben esos besos perdidos de los que he escuchado a hablar. Esos besos que hacen a cualquiera perder la cabeza por unos simples labios. Tan poco es del otro mundo, pero hay algo en ti, algo que engancha. Como si resultara improbable olvidar esos besos envenenados de los que eres responsable. Puede que tuvieran razón, es fácil engancharse a tus labios y puede que quizás sea imposible poder olvidarse de ellos. Yo me quiero arriesgar, quiero decirles adiós y no volver a verlos mas en mi vida ¿Imposible? No existe la palabra imposible en mi diccionario. Quizás después de decenas e incluso de centenas, vuelva a sentir ese cosquilleo que me impulse a volver querer besarte.