Pero os aseguro que no
pasaréis una sola noche, sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera
discutir una vez más. Todos sabéis de qué estoy hablando, porque
mientras estabais leyendo esto, os ha venido su nombre a la cabeza. Os
librareis de él o de ella, dejareis de sufrir, conseguiréis encontrar la
paz (le sustituiréis por la calma), pero os aseguro que no pasará un
día en que deseéis que estuviera aquí para perturbaros. Porque, a veces,
se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que
haciendo el amor con alguien a quien aprecias.
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