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lunes, 10 de diciembre de 2012


Siempre me resultó difícil pensar que él era real. Que estaba ahí, a mi lado y hasta nueva orden, no pensaba separarse de mi. Siempre me sentí protegida a su lado, como si nada malo me pudiera pasar bajo sus brazos. Solo necesitaba de el dos palabras, para dejarme claro lo que estaba sucediendo entre los dos. Podía ser yo misma, sin miedo a que nada pudiera molestarle, ¿cómo iba a hacerlo?  El siempre me miraba con esos ojos y me sonreía a todas las estupideces que salieran de mi boca, parecía que nunca se cansaba de ver mi cara. No era una adicción, de eso dicen que son las peores relaciones que unas personas pueden entablar. No hacíamos nada del otro mundo o eso decía el resto. Porque cada vez que yo estaba a su lado, me sentía como en otro mundo.

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