Las luces navideñas colgando en cada esquina de esta ciudad. Tu sonrisa brillando en mi copa y yo colgada de ella. Vuelven esas noches oscurecidas antes de tiempo, esas manos frías, esas ganas de no dormir hasta que salga el sol y otro invierno sin ti. Llega enero y con el, las nuevas expectativas del año, la primavera deja esa sangre alterada en nuestro interior, comienza el verano, sin prisas pero sin pausa, septiembre en tu terraza mirando al infinito y de repente vuelve diciembre, dejándote con la misma sensación de decepción año tras año, esa que te hace pensar que podía haber sido un mejor año. Ahí es cuando te preguntas que fue de nosotros, de nuestras ganas que se van de la manera que se arrancan las hojas del calendario.