Después de sanar tantas heridas, de utilizar tantas tiritas y algodón, acabamos siendo débiles ante las nuevas cosas. Tenemos mucho miedo de que nos vuelvan a hacer daño, nos hemos quedado sin excusas para ocultar lo que realmente nos sucede. Estamos cansados de soportar cosas que nos superan por dentro, de tener que callar por miedo a las repercusiones. Aprendemos que no se puede confiar a la primera de cambio, ya que hay personas que realmente no son lo que parecen. La desconfianza puede estar con nosotros toda la vida, pero siempre llega alguien, en el que vemos ese ''algo'' que nos lleva a hacer locuras que ni podríamos imaginar. Puede que al final todos seamos igual de inseguros antes el desconocimiento.
martes, 18 de diciembre de 2012
Después de sanar tantas heridas, de utilizar tantas tiritas y algodón, acabamos siendo débiles ante las nuevas cosas. Tenemos mucho miedo de que nos vuelvan a hacer daño, nos hemos quedado sin excusas para ocultar lo que realmente nos sucede. Estamos cansados de soportar cosas que nos superan por dentro, de tener que callar por miedo a las repercusiones. Aprendemos que no se puede confiar a la primera de cambio, ya que hay personas que realmente no son lo que parecen. La desconfianza puede estar con nosotros toda la vida, pero siempre llega alguien, en el que vemos ese ''algo'' que nos lleva a hacer locuras que ni podríamos imaginar. Puede que al final todos seamos igual de inseguros antes el desconocimiento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario