Resplandeciente, como una estrella. Esa pequeña luz que contenía dentro. Se veía a kilómetros. Te alegraba el día. Quizás fuera por esa actitud desenfadada, esa personalidad optimista, ese gran tópico de carpe diem, esa sonrisa que no podía quitar de su cara. Nadie le impediría no ser feliz. Era la alegría de la huerta. Muchas personas, muchas historias que a ella no le importaban. Quizás era por esa despreocupación y por ese brillo en sus ojos.
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