Recuerdas cuando eras pequeño que tu única preocupación era si te regalarían una bici por tu cumpleaños o si te dejarían desayunar galletas. Ser adulto esta sobrevalorado. No te dejes engañar por unos zapatos bonitos o por el sexo o por no tener padres diciéndote lo que debes hacer. Ser adulto es una responsabilidad. La responsabilidad es un verdadero asco. Los adultos siempre tienen mucho que hacer: ganarse la vida, pagarse el alquiler. Eso hace que las bicis y las galletas sean muy apetecibles. Lo que más miedo me da de la responsabilidad es cuando lo estropeas todo y dejas que resbale de tus manos.
Por desgracia cuando has pasado la época de aparatos correctores, la responsabilidad se queda contigo. No puedes escapar. O alguien nos lo hace comprender o sufrimos las consecuencias. Aunque la madurez tiene sus ventajas. Me refiero a los zapatos bonitos, al sexo, al no tener padres diciéndote que hacer. Eso esta muy bien.
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